Las fiestas ya están aquí. Para mucha gente son un motivo de ilusión, alegría y reencuentro. A otros les produce tristeza y sensación de vacío, debido a que las ausencias pesan en su ánimo y memoria mucho más que las presencias festivas. Te damos algunos recursos eficaces para estar y sentirte acompañado.
¿Está lejos de sus seres queridos por la razón que sea, o bien se encuentra en una etapa de cambios en su vida en la que todavía no ha creado o consolidado nuevas relaciones?
Estas y otras situaciones que pueden acentuar su sensación de soledad, son buenas razones para que no se sienta tan alegre como le invitan a sentirse estas fechas tan entrañables.
Para salir de las situaciones en que puede morderle la soledad y poder disfrutar de las navidades, los especialistas recomiendan lo siguiente:
¿Sus hijos ya han abandonado el hogar?
Si los “polluelos” se han vuelto adultos, y han levantado vuelo, es el momento de sentirse satisfecho, porque ha hecho un buen trabajo como padre o madre. Hágase la idea de que la vida le abre ahora la oportunidad de hacer muchas cosas que las circunstancias anteriores y dedicación a sus hijos le impedían realizar. Por ejemplo, redescubrir a su pareja, con la que puede iniciar una segunda “luna de miel”.
¿Se ha independizado y “se le cae la casa encima”?
Independizarse significa llevar las riendas de su vida. Su familia ya no le protege, y ha de asumir su responsabilidad. Estar solo tiene sus ventajas e inconvenientes, al igual que vivir en compañía: no hay situaciones ideales.
Es hora de valorar su libertad por encima de todo y de descubrirse: las fiestas son otra situación que debe aprender a vivir “a su manera”.
Prepare las comidas que le gustan, vista la ropa que desea, utilice su vajilla favorita, cree un ambiente agradable en su hogar y decórelo a su gusto, invite a sus amigos y familiares.
Aprenda a escuchar el silencio, disfrutando del placer de leer un libro, escuchar música, relajarte. Es buen momento para reorganizarse, saber quien es y valorar su ilusión por la vida. Se sentirá privilegiado al disfrutar de usted mismo.
¿Se ha mudado de ciudad y no conoce a nadie?
Lo primero es evitar las comparaciones: “esto era mejor en mi ciudad”, “mi otra casa tenía...”, “la gente de mi barrio era más simpática...”. En vez de engancharse al pasado, disfrute el presente y viva el “aquí y ahora”, ya que si vive de recuerdos corre el riesgo de no reconocer el encanto de su nueva residencia y situación, dejando pasar oportunidades.
Parta de cero: tiene que conocer la ciudad, familiarizarse con el entorno, encontrar amigos. Lo más sencillo y rápido consiste en recurrir a los más cercanos: los compañeros de la actividad por la cual se ha mudado, trabajo o estudio. También puede apuntarse a un gimnasio, a clases de yoga, excursiones o cualquier otra actividad que le ponga en contacto con gente.
¿Tiene a su familia lejos y no puede verla?
Si está de viaje o fuera de su país, por razones de trabajo, estudio, emigración o otras razones, acuda a alguna fiesta para que en esos momentos en que se reúne la familia esté distraído y no la eche tanto en falta.
Puede recordar los buenos momentos con su gente y saber que pronto va a estar con ellos.
Recordando a los difuntos
Cuando eche de menos a un ser querido y esté triste, una buena táctica será dar la vuelta al pensamiento y recordar los momentos mejores. Haga que los recuerdos se conviertan en algo agradable. Rememore las cosas positivas de esa persona, recuerde las historias del abuelo o los veranos en el pueblo con los tíos. Intente ver con alegría el recuerdo de su familiar.